La queja no deja de ser un síntoma y no una causa.
Si uno desea ser integro…no debería intentar enmascarar los síntomas pero si observarlos para encontrar la causa…
Perdernos por las ramas es parte de la Vida…
Olvidar que quien se queja ante nosotros
Es un reflejo de nuestras propias quejas internas también.
Dar gracias por tener esa pista externa para conocernos eso es humildad…
Una humildad que anda sin enmascarar debilidades de uno sino que le engrandece ante la mirada hacia el todo, en la ciencia de que todo es por algo y que la grandeza de la Vida nos ilumina.
Por cierto y con humor quejarse de la queja es el colmo de la redundancia….jajaja.
Los seres humanos somos increíbles…
Cristina Aurora Asensio Abou Médica del Alma