“SOLO HAY ALGO QUE NO PODRE PERDONAR JAMAS A UN HOMBRE,
Y ES QUE QUE NO SEPA VOLAR.”
Y por ello, no cabe la mentira densa y compañera de la Gravedad,
la que mantiene la fría muerte de la confianza, presente,
la que crucifica desde el principio, la posibilidad remota de que Dios
se filtre por alguna remota fisura de la coraza pesada de lo conveniente.
Gracias Benedetti y a todos aquellos que desde siempre han hecho del arte,
la voz cantante.
Cristina Aurora.