Por un oasis, hospitalario y acogedor que un día dio cobijo a la esperanza,
Por el fruto dulce de la palmera, que sacio el hambre de libertad.
Para que la memoria acuda al umbral del entendimiento de los hombres de voluntad y
la unión se haga evidente ante la caída de la amnesia controlada.
El fin del éxodo, del pueblo ahora de este planeta, la raza humana,
en la Tierra, la Tierra prometida.
“Quien tenga oídos, oiga” dijo alguien un amanecer.
Diosa Música, llena los oídos,
y todos los velos se deslizan, desvelando lo sagrado de la belleza reverenciada.
Maktub. ASI ES,
en Amor.
Cristina Aurora.