Louann Brizendine neuropsiquiatra; autora de ´El cerebro masculino
´ Entrevista por LLUÍS AMIGUET
> Tengo 57 años: me siento liberada por la menopausia y unida con un nuevo
> vínculo más empático con mi marido. Nací en Kentucky. Tengo un hijo.
> Hombres y mujeres no compiten: los hombres rivalizan con hombres por
> jerarquía y las mujeres con mujeres por protagonismo.
> Cerebro… ¿Masculino? ¿Sabe por qué tanta broma? ¿. ..?
> Porque es incómodo admitir el enorme impulso sexual del varón. De hecho, la
> civilización consiste en encauzarlo.
> Y su libro El cerebro femenino es más gordo que El cerebro masculino.
> Mis amigas decían que para "el cerebro masculino" bastaba un cómic. Esas
> bromas revelan la incomodidad de la sociedad ante el chorro de testosterona
> que arrastra al hombre y arrastra el hombre toda su vida.
> ¿Cuándo empieza el drama?
> Hasta las ocho semanas de embarazo los cerebritos son iguales. Entonces los testiculitos empiezan a emitir la testosterona que hace diferente al cerebro masculino.
> ¿En qué?
> Para empezar, el hipocampo, área cerebral que regula la actividad sexual,
> en el hombre es dos veces y media mayor.
> ¿Y eso le hace esclavo de sus pasiones?
> Entre los 9 y los 15 años, el niño sufre un aumento de testosterona del 250
> por ciento. Eso influye sobre todo – pero no sólo- en su sexualidad…
> ¿En qué más?
> Los niños son más violentos, agresivos, posesivos, territoriales y
> jerárquicos, y muestran distinta visión espacial que las niñas. Ellas
> tienen quince veces menos impulso sexual.
> ¿Algún experimento lo demuestra?
> Conductuales, muchos. Hemos preguntado a chicos y chicas de 16 años cuántas parejas sexuales querrían tener en toda su vida. Ellos dicen – de media- 17. Y ellas, 2.
> Y ellos no llegan y ellas se pasan.
> Es más preciso decir que la tendencia a la fidelidad en ellos depende sobre
> todo de sus genes y en ellas, del día del mes, de su ciclo.
> ¿La infidelidad está en los genes?
> Creemos que en algunos varones existe un gen, el detector de la
> vasopresina, que determina la inclinación a la poligamia. Quienes lo tienen
> son monógamos con facilidad.
> ¿Cómo lo sabe?
> Lo tiene el perro de la pradera, que es monógamo. En cambio, su primo el
> ratón de montaña es muy promiscuo. Colocamos ese gen del perro de la
> pradera en el ratón y el polígamo se volvió monógamo. Algo parecido sucede
> con el lagarto de garganta naranja…
> ¿Se enamora el bicho?
> Depende del color de su garganta: los naranja son machos alfa con un gran
> harén; los acechan los gargantas amarillas, que aprovechan sus despistes
> para meterse en el harén y copular, y por último los gargantas azules, que
> seducen a una sola hembra a la que se dedican y entregan durante toda su
> vida.
> ¿Usted qué estrategia prefiere?
> A mi marido le apodo garganta azul cariñosamente y las genetistas bromean
> con que el tamaño sí importa, porque ese gen que los hace fieles influye
> más cuanto más largo es.
> ¿Cuál es el peor malentendido entre ellos y ellas?
> Cuando pregunto a mis pacientes: "¿Cómo sabes que ella te quiere?", suelen
> responder: "Porque practica el sexo conmigo".
> Primario, pero sincero.
> Si les pregunto a ellas sobre ellos, responden: "Porque habla conmigo" y –
> las más afortunadas-"porque me escucha".
> ¿Y cuál es su consejo?
> Ella debe considerar que, tras la petición de sexo de él, su pareja, hay
> mucho más que la mera búsqueda del placer: hay refuerzo del vínculo. Y él
> recordar que la excitación de su mujer no comienza, como en ellos, cinco
> minutos antes del coito, sino al menos 24 horas antes; en realidad, todo lo
> que sucede en la relación influye en la excitación de ellas… Excepto,
> quizá, dos días al mes.
> Cuente, cuente…
> Las mujeres preferimos gargantas azules en general, es decir, buscamos
> compromiso a largo plazo. Pero hay dos días – justo antes de la ovulación-
> en nuestro ciclo en que miramos con interés, incluso sin darnos cuenta, a
> los chicos malos,pero atractivos, que normalmente rechazaríamos por su
> evidente falta de compromiso.
> ¿Por qué?
> Hormonas. En esos días las chicas – a veces sin advertirlo-prefieren dejar
> al chico fiel en casa y buscar diversión fuera. Por eso, hay un cinco por
> ciento de progenie extramarital. De ahí que las culturas patriarcales
> quieran controlar la fecundidad femenina.
> ¿Qué le ha sorprendido al investigar?
> La respuesta de los padres a la química del embarazo. La embarazada emite
> feromonas por su piel con su sudor que, al olerlas, inhiben la testosterona
> del padre – así le vuelve más fiel-y aumentan su nivel de prolactina.
> … que potencia el instinto paterno.
> Ese cambio hormonal causa el síndrome de Couvade o embarazo empático en
> algunos: bien documentado por los antropólogos.
> Papás embarazados psicológicamente.
> He atendido casos extremos de papás primerizos que engordan con la madre
> embarazada: uno ganó siete kilos y los perdió tras el parto. Ese cambio en
> el cerebro del padre agudiza sus sentidos y hace que oiga el llanto de un
> bebé un 30 por ciento más.
> ¿Dura mucho el embarazo paterno?
> Al ver la cara del bebé se activan en los padres los circuitos neuronales
> del enamoramiento: se activan las dopaminas y oxitocinas. Y esa
> gratificación se mantiene hasta la adolescencia cuando juega con el niño.
> O niña.
> El niño juega retando al padre y la niña dominándolo en juegos de rol.
martes, 01 de junio de 2010 (mas del tema)
Más Noticias de La Contra – Bendita andropausia
Robert Redford
reveló aliviado a los 70 cómo su edad le había librado del
> impulso sexual que tiraniza al varón de por vida: "Ya no tengo que ir –
> ironizaba- a donde me lleva mi rabo". La doctora Brizendine explica que hay
> hombres que disfrutan de esa andropausia liberadora y otros que sufren su
> andropausia como un reto a su virilidad y creen, como dijo aquí Hugh
> Hefner: "¡Mientras haya Viagra soy hombre!". ¿Y ellas? ¿Cómo llevan esa
> elección de ellos? Buenas noticias: "La pareja – explica Brizendine- tras
> su meno-andropausia descubre una nueva y amable conexión, una especie derenovado compañerismo, tal vez con menos pasión, pero con mucha más
> comprensión y empatía".