Extracto: Boletín informativo nº 21.
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(al ser muy largo el boletín, no lo publico entero, pero podéis entrar en su blog y seguir leyendo o descargar, Esto es parte del prologo de Emilio Carrillo y nota del autor del libro Huelga Tranquila, que pronto se podra leer en la red.)
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¿Por qué el momento presente constituye un momento tan especial para el despertar de la consciencia? Para comprenderlo hay que mirar al Cosmos.
Viaje al Centro Galáctico y expansión consciencial.
Nuestro sistema solar, Oort u Ors, no se halla estático en la Vía Láctea, sino que viaja por ella, moviéndose elípticamente con relación al Centro Galáctico. Y este viaje cósmico no lo hace en solitario, sino en compañía de un pequeño grupo de sistemas solares, desde Alfa Centauri a Sirio, con los que conforma un “paquete” o “cluster” sistémico, cual viajeros dentro de un automóvil o un tren. Todos juntos y en sintonía orbitan con respecto al Sol Central de las Pléyades siguiendo idéntica ruta. Y lo más importante no son las repercusiones físicas o astrofísicas de tal hecho, sino sus impactos energéticos y espirituales, pues todas las formas de vida que bullen en ese “cluster”, la infinidad de modalidades de existencia que conviven en los sistemas, astros, soles, planetas y satélites que lo configuran, guardan una íntima relación, una estrechísima interacción de carácter consciencial.
Los seres humanos hemos comenzado a entender que hay una interrelación entre cada miembro de una especie animal cualquiera y la totalidad de sus componentes. La teoría de los llamados campos mórficos y morfogenéticos lo ilustra muy bien. Igualmente, existe una interacción constante y permanente entre cada persona y los demás seres humanos que configuran la Humanidad. Es más, del mismo modo, también hay una estrecha interconexión entre la Humanidad y la Madre Tierra. Y tal interrelación se extiende desde la Tierra a la globalidad de Oort y al referido cluster de sistemas solares. Todo está espectacularmente interconectado, como una gigantesca red de influencias e interdependencias mutuas.
El citado clúster de sistemas solares y todos los astros y modalidades de vida que lo pueblan formamos una inmensa y holística red consciencial. Como tal, viajamos de la mano por la Vía Láctea. Y lo que sea de los unos, repercute en los otros, pues en el Universo rigen dos reglas cosmogónicas bien conocidas por los seres de mayor avance espiritual: todo es suma de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada parte es a su vez el todo; y los saltos evolutivos conscienciales, de una dimensión de existencia a otra, no son individuales, sino grupales, requiriéndose que en el grupo o suma en cuestión se configure una masa crítica mínima de consciencia para que el salto sea factible. En nuestro caso, el grupo no es la Humanidad, ni Gaia, ni siquiera Oort, sino el colosal hervidero de vida que constituye el clúster de sistemas solares del que venimos hablando.
Con éste telón de fondo, la Humanidad y el planeta entero se hallan en el presente ante una bella y formidable oportunidad, un hito francamente histórico, que tiene que ver con el tránsito del clúster de sistemas solares por la Vía Láctea y con la aplicación analógica del célebre principio hermético de cómo es arriba es abajo, y viceversa.
Se puede tomar el ejemplo del cuerpo humano y proyectar su funcionamiento a escala galáctica. Y, así como la sangre en su circulación atraviesa los pulmones, que la oxigenan y la limpian, ese paquete de sistemas solares pasa, periódicamente, por el Cinturón de Fotones cada vez que atraviesa el plano ecuatorial galáctico, recibiendo de aquél una fenomenal fuerza energética regeneradora de espectro electromagnético y vibracional. A su vez, los soles que se integran en el cluster distribuyen esta fuerza entre los planetas que giran en sus respectivos sistemas. Y, por fin, cada planeta impregna con la misma energía vibracional y frecuencial a los seres que lo habitan.
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Esta es la base de la Soberanía Individual y la Huelga Tranquila sobre la que pivota esta obra. Una Soberanía derivada de nuestro linaje divino; un Poder Soberano que reside por igual en cada uno de nosotros y que Manuel sintetiza por medio de una pregunta que lleva implícita la respuesta: ¿por qué esperar a que cambie el mundo cuando, en realidad, podemos crear el mundo? Está claro, ¿verdad? Pues venga, ¡manos a la obra!
Emilio Carrillo – Marzo, 2010.
Deseo de todo corazón que estos textos sean de vuestro interés y os aporten conocimientos útiles.
Un abrazo de Luz y Amor para tod@s!!!
Manuel López Arrabal (www.lahuelgatranquila.blogspot.com)
PAZ, AMOR Y VIDA SENCILLA PARA TOD@S